Febrero del 2025 por editor
En el mundo de los remates bancarios, uno pensaría que los clientes siempre están listos para aprovechar una gran oferta. Pero, a veces, como en la vida, hay oportunidades que llegan, tocan la puerta, y por alguna razón misteriosa, se dejan ir.
Queremos compartir tres historias que nos sucedieron el año anterior, y que no solo nos dejaron a nosotros sorprendidos, sino que podrían enseñarnos una valiosa lección a todos. Esas oportunidades que, cuando se van, ya no regresan, y las cuales sucedieron en Condominio Altamira, Heredia.
Este primer cliente, al que llamaremos Carlos, es un inversionista con experiencia. Carlos llegó muy interesado en un espectacular apartamento, que cualquier conocedor del mercado reconocería al instante por su exclusividad y sus impresionantes amenidades. Un apartamento en el último piso, con vistas de ensueño y seguridad de primera. El precio inicial era ₡78,250,100, una ganga en comparación con los apartamentos en la nueva torre que estaba en construcción en este condominio, no solo por su precio sino por los beneficios y condiciones que se brindaban.
Carlos lo visitó, analizó cada rincón, calculó las mejoras necesarias y decidió ofertar cuando el precio ya había bajado a ₡74,250,100. Todo bien hasta ahí, ¿cierto? Sin embargo, cuando su oferta fue aprobada, decidió que quería el financiamiento con su banco de confianza, ignorando los atractivos beneficios que le ofrecía el banco propietario: sin gastos de formalización, sin comisiones, tasa fija los primeros dos años y cancelación anticipada sin penalizaciones. Pero Carlos dijo que no, no le interesaba, y desestimó la oferta aprobada porque no le aprobaron esta nueva condición.
Aquí viene lo curioso: semanas después, Carlos se dio cuenta de su error. Los apartamentos en las nuevas torres estaba en un precio muy elevado, y el piso 15 que tanto le había gustado, ya tenía una oferta aprobada. Carlos intentó volver, pero para entonces, ya era tarde.
Moraleja: las oportunidades no siempre esperan a que estemos listos, a veces hay que estar dispuestos a lanzarnos antes de que sea demasiado tarde.
El segundo caso es el de una pareja joven, Ana y Luis, que quedaron fascinados con el mismo apartamento. La vista hacia las montañas, el espacio, el precio… todo les parecía ideal. Ofertaron casi de inmediato, pero había un pequeño detalle que no les gustaba: el parqueo al aire libre, ubicado justo al frente del acceso a la torre. No era lo más estético, pero vamos, ¡era solo un parqueo!
A pesar de haber ofertado, y que su oferta fue aprobada, al final decidieron que el parqueo era razón suficiente para no seguir adelante. Desistieron. Tiempo después, compraron en otro lugar, en un piso inferior, por un precio más alto y, adivinen qué, con el mismo tipo de parqueo al aire libre.
Moraleja: a veces nos enfocamos en los pequeños detalles, olvidando que lo importante es el valor total de la oportunidad que tenemos enfrente.
El último caso es quizás el más doloroso. Jorge, un hombre decidido que visitó el apartamento con su madre, quedó tan encantado que ofertó el precio base sin ni siquiera discutirlo. Sabía que era una oportunidad única. La oferta fue aprobada, pero había un pequeño detalle: Jorge tenía un viaje programado al extranjero, así que dejó a alguien a cargo del proceso mientras él estaba fuera. Pero esa persona no dio el seguimiento adecuado, y el tiempo, que siempre corre en contra cuando hablamos de procesos bancarios, se agotó.
Cuando Jorge volvió, su oferta había sido desestimada. El banco tiene sus tiempos, y aunque él se consideraba alguien “importante”, el reloj no se detuvo para él.
Estas tres historias son un recordatorio de que, en los remates bancarios, las oportunidades están ahí para tomarlas, pero no esperarán eternamente. A veces, por más que nuestros asesores aconsejen y guíen, la decisión final es del cliente. Y como en la vida, no siempre tomamos la mejor. ¿Te gustaría ser el siguiente en aprender la lección de la manera difícil o prefieres actuar con visión y aprovechar cuando el tren de la oportunidad pasa frente a ti?